(Facatativá, Cundinamarca, Colombia, 1980)
Se reconoce como descendiente muisca, estudió Licenciatura en Lengua Castellana y comunicación con la Universidad de Pamplona Norte de Santander. Poeta, gestora cultural y feminista. Con la Corporación cultural Hicha Güaia organizó el 1er y 2do encuentro internacional de escritores de Facatativá en los años 2012 y 2013. Pertenece a la Corporación Ie-sua hijos de Manjuy que propende por los derechos ambientales del territorio. A la Dupla Poendemia Literaria, Colectivo, Poetiza, Revista latinoamericana de arte y literatura Mal de ojo y la editorial chilena Conunhueno.
Ha representado a Facatativá en distintos encuentros y festivales de poesía dentro y fuera del país, recientemente ha salido su primera publicación propia impresa titulada Tejido palabra espiral.

Rompecabezas
Soy un rompecabezas de mí,
de otras, de mis otras,
de mis ancestras,
mis imágenes vencidas y nuevas,
mis autoras favoritas,
mis cantaoras antiguas,
mis espíritus femeninos milenarios.
Las poetas vestidas de hombres para ser leídas,
las que curan con plantas,
las que riegan la semilla en los surcos,
las que tejen e hilan, las lavanderas, las hace trenzas,
las contadoras de historias,
las de tacones puntilla, las de alpargatas,
las nocturnas, las andariegas,
las libres, las subyugadas,
las analfabetas,
las paridoras de hijos, las infértiles,
las oscuras y tristes,
las que viven por vivir y las que lo hacen intensamente,
la puritana, la pervertida,
la rabiosa, la adorable,
la maestra de escuela.
Soy un poco de mi madre, de mi hermana, de mi hija,
de la abuela Carmen y la abuela Rosario a quienes no recuerdo pero siento.
Así es,
soy todas ellas para ser quien soy,
para darme forma, para definirme,
para que todo el que sepa de mi entienda que gracias a todas ellas,
he podido llegar a ser yo misma, con todas sus herencias,
pero mi único molde irrepetible.
Sutil
Ahora te puedo ver
bebiendo estrellas fugaces sobre mi pecho
enredando mis dedos en el aroma de tus palabras recién nacidas
atravesando el norte del sur de mis lagunas internas.
Te acogeré en mis oscuridades nuevas
en mis temblores brillantes
en mis recónditos jardines de flores salinas.
Extenderé mis alas de burbujas
y te llevaré o esos cielos que solo ven los cíclopes
volar, en lo alto de un beso
presos de nuestras alas cruzando estrellas.
Ebrios de aves de saliva,
de líquidos dorados y antiguos
como las flores de la montaña en que duerme el más intenso amor.
Tanto amor contenido en nuestros mundos internos,
esperando un mar para desembocar,
hallándonos en medio de la intolerancia del mundo
deja que te bese cada una de las palabras.
Te abrazare con mis corrientes cálidas,
cubriendo tus llanuras, tus laderas.
Sentada, en el pico más alto de tus montañas
yo te siento en cada uno de mis rincones
y te regalo el néctar de mi flor nocturna
sus perfumes y sus pétalos.
No habrá sed que no te sacie,
ni hambre que no te cure.
Me encontraras desnuda
al borde de cada mañana
en que le pondremos nuestros propios colores al cielo.
Arrebátame,
sálvame,
hazme libre en tus fronteras.
Dónde estabas tanto tiempo perdido de mí,
dándote a tantas otras gentes sin encontrar mi rumbo
lejos de mis yo sin ti aburridos y tristes.
Soy la cueva en que tus olas buscan refugio
puedes venir a plantar jardines en mis campos,
puedes regarlos cuando quieras y cuidar sus colores.
yo te presto mi tierra húmeda y mis cantos de siembra y cosecha.
Te escribo en mis mejillas.
las letras de tu nombre gritan en mis pupilas
tengo una cascada de arcoíris para tu horizonte
un amanecer que no empieza
hasta que tu noche caiga en mi costado.
Fronteras perdidas
Busco las horas del refugio en mis zapatos
quizá tenga que ver con el tiempo de los pasos perdidos
de las huellas del caminar errante.
Busco hojas que navegan en mis lágrimas
versos regados por alguna colina que se derrite de frío
anzuelos clavados en la boca que ya no besa
y que en lugar de saliva bebe su sangre.
Busco pedazos de piel en las pestañas
aleteos de angustia en las cenizas
poemas mutilados deslizándose en mis pechos.
Busco minuteros en mi lengua
segunderos en las cuerdas bocales
horas muertas sobre las palabras
Busco mi sombra del otro lado del techo
huyo de mí, de mi voz, de mi reflejo
cansada de mis ojos rotos, de mis días de letargo.
Busco morirme de alegría
tantos muertos de tristeza no caben ya en ninguna parte
no hay cielo que contenga la nostalgia
ni invierno que se resista
a todas las flores de la primavera.